LA PROSA: El ensayo y el género epistolar, el
espíritu crítico y el afán didáctico dan especial relevancia al ensayo, género en prosa más cultivado.
Los ensayistas más destacados fueron Benito Jerónimo Feijoo y Gaspar Melchor de
Jovellanos. En la prosa de ficción se
destacó José Cadalso, quien desarrollo una crítica social por medio de género epistolar en su obra “cartas
marruecas”.
LA LIRICA:
La poesía del siglo xviii sigue los principios del didactismo y utilidad
propios de la literatura neoclásica. Esta idea queda reflejada en las palabras
de Ignacio de Luzan en su poética: “La poesía es la imitación de la naturaleza
con doble finalidad: imitación y deleite”. Se imponen dos tipos de poesía: la
poesía social y filosófica y la poesía clásica
LAS FABULAS: La preocupación ilustrada por el
didactismo, por la creación de un arte “útil” se manifiesta en la fábula:
composición breve, generalmente en verso en la que se narra una historia
protagonizada por animales o seres animados la cual deja una enseñanza. Los
grandes fabulistas son Tomas de Iriarte
y Félix María Samaniego
EL TEATRO: Estuvo marcado por la polémica: se
seguía representando comedias y dramas de inspiración barroca, con complicadas
tramas en las que prevalecía la acción y cuyo objetivo era entretener al
público.
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